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Como veíamos hace unos días, hay mucho debate últimamente sobre la incorporación de los temas ESG (Environmental, Social and Governance) en el mundo financiero. El Foro de Finanzas Sostenibles de BBVA, celebrado recientemente, la Semana de la ISR de Spainsif, o el próximo Biscay ESG Summit, centran el debate de como acelerar la financiación de la sostenibilidad en España. Y como colofón, tenemos nueva Ministra de Energía y Medio Ambiente.

El contexto viene marcado por el Acuerdo de París para combatir el cambio climático, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, la presión de los inversores institucionales por los temas ESG, la regulación “soft” que suponen las recomendaciones del Task Force for Climate Disclosure (TFCD), el Plan de Acción de la Unión Europea sobre Finanzas Sostenibles, o los Principios de Banca Responsable en desarrollo por Naciones Unidas, entre otros. La agenda social de los bancos está en evolución y su relación con la sociedad, tras la crisis, debe reinventarse, lo que también contribuirá a dar un impulso a las finanzas sostenibles.

Se estima que se necesitarán unos $ 6 billones de dólares anuales desde ahora hasta el 2030 para lograr los objetivos de desarrollo sostenible. La mitad de este capital ya está fluyendo, en un 60% procedente del sector privado. Pero el ritmo actual no es suficiente. Para ello, ¿sprint o maratón? A pesar de la falta de consenso, parece claro que hay que desarrollar instrumentos que apoyen un crecimiento acelerado de las finanzas sostenibles. A continuación, comento algunos de ellos.

Regulación. La regulación ha ayudado en Francia, así como el apoyo decidido del propio Presidente del Gobierno, Emmanuel Macron. El artículo 173 de la Ley de Transición Energética y Crecimiento Verde introduce, por primera vez, requisitos de divulgación para los propietarios de activos sobre la gestión de los riesgos relacionados con el clima y la integración de los parámetros sociales y ambientales en sus políticas de inversión.

En España, la regulación también puede ayudar a acelerar la acción. Está en desarrollo una Ley de Cambio Climático y Transición Energética, a partir de un proceso participativo, que “debería ser un catalizador social, de sectores y ciudadanos y dar seguridad jurídica, de forma competitiva, para la economía, situando España a la vanguardia”. El nuevo gobierno deberá retomar este proceso. Desde el Grupo Español de Crecimiento Verde se apuesta por objetivos de reducción vinculantes, globales y sectoriales, a 2030 y 2050, con una revisión de la fiscalidad, una apuesta por la transparencia y funciones de control y dinamización por parte de la Administración.

Principios de Banca responsable. Se están desarrollando los Responsible Banking Prínciples por UNEP FI. Es un modo de reinventar los bancos con principios como “extrema transparencia” o “ir más allá” de lo actualmente existente (PRI, etc) y objetivos ambiciosos en áreas claves. Desde UNEP dicen que “será el estándar de rendición de cuentas de los Bancos”. Muchos bancos deberán hacer cambios fundamentales para adaptarse.

El Plan de Acción de la UE sobre finanzas sostenibles. Tras 10 años de crisis, la UE se ha planteado hacer un sistema financiero más sostenible ¡y tiene prisa¡. En marzo se publicaron las recomendaciones del High-Level Expert Group on Sustainable Finance (HLEG), tan solo unas semanas más tarde aparecía el Plan de Acción y a finales de mayo ya había borradores de algunos reglamentos.

Este plan fija como objetivos redirigir los flujos de capital hacia inversiones sostenibles, gestionar los riesgos derivados del cambio climático, el agotamiento de los recursos o las cuestiones sociales y fomentar la transparencia con mayor atención al largo plazo. Para ello propone desarrollar una taxonomía para las actividades sostenibles (ya en borrador), normas y etiquetas aplicables a los productos financieros verdes (por ejemplo, los bonos verdes), obligación de los inversores de integrar los aspectos ESG en sus carteras, elaborar parámetros de referencia en sostenibilidad (benchmarks) o integrar la sostenibilidad en las calificaciones crediticias, entre otros.

Es un plan ambicioso que puede servir para activar a una sociedad poco informada sobre finanzas, pero que ante un marco establecido puede responder positivamente a la oferta de productos financieros sostenibles. En la elaboración de este Plan “sería interesante hacer oír también la voz de España en Europa”, comentaba algún inversor.

Análisis de riesgos climáticos. Los inversores han entrado en la ESG a través de los riesgos, ya que es más fácil de medir que las oportunidades. Según el Banco de España, “hay que revisar la medición del riesgo por parte del Banco Central bajo el prisma del cambio climático y desarrollar capacidad analítica para ver cómo afectan los temas de cambio climático a la estabilidad financiera”. En este sentido, son muy relevantes las recomendaciones del TFCD, aunque abordarlas no será tarea fácil. El sector financiero deberá utilizar información científica para desarrollar escenarios a futuro, incorporar el largo plazo en su sistema de medición de riesgos y preparar la información actual para analizar escenarios climáticos teniendo en cuenta por ejemplo los impactos físicos y la localización de activos. ¡Una gran tarea por delante¡

Instrumentos financieros

Incentivos económicos Desde la UE se están proponiendo factores económicos para impulsar las finanzas sostenibles, como un Green Factor para inversiones nuevas o un Brown Factor que penalice otro tipo de inversiones. La medida no está exenta de controversia y algunas voces expertas opinan que “hay que tener métricas para medir el nivel de riesgo de los activos sostenibles, lo cual no es fácil, ya que el “pricing” actual de los recursos naturales es erróneo”. Una medida interesante, a considerar con cautela.

Inversión pública. El ICO ha emitido bonos sociales en España por valor de más de 2.000 millones de euros y planea una emisión de bonos verdes en 2018. El BEI está financiando unos 100.000 millones de dólares en 5 años en acción climática, multiplicando por tres su inversión por el efecto arrastre, y está ultimando un “Sustainability Awareness Bond” destinado a financiar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Aunque la financiación para la sostenibilidad ha aumentado, la inversión pública no es suficiente. Es necesario incorporar al sector financiero, que, con sus más de 100 billones de dólares de activos, tiene un alto potencial de movilizar inversión verde.

Bonos sostenibles. Los bonos verdes son un mercado financiero joven de unos 150-200 mil millones de dólares (menos del 1% del total de bonos), pero en crecimiento. Aunque hasta ahora los bonos verdes se emiten al mismo precio que los bonos normales, un aspecto que ayudaría a impulsarlos sería que tuvieran una ventaja monetaria sobre el resto. También es importante evitar el green washing, ya que la situación actual de los bonos verdes es un tanto confusa. Para ello es necesario crear estándares flexibles, capaces de adaptarse a una situación global, sin frenar la innovación.

Como conclusión, la Unión Europea pretende apoyar el enorme esfuerzo de financiación para la sostenibilidad mediante la regulación y en parte a través de su nuevo Plan de Acción de Financiación Sostenible. Los actores financieros involucrados tienen el contexto perfecto para desarrollar nuevos productos financieros que, con rentabilidad, puedan hacer frente a estos desafíos.

¡La oportunidad se abre también para España!